LA ABSENTA






La absenta, el licor maldito por excelencia debido a los personajes célebres que la consumieron más que por sus grados de alcohol, pues en una lista de comparación sobre las bebidas alcohólicas más fuertes apenas aparece en la sexta posición con 89.9°(Absenta negra), por debajo del Whisky escocés Bruichladdich con 92° , el Poitin escocés 92,5°, el Cocoroco boliviano 93°, el Everclear 190 de Estados Unidos con 95° y finalmente el Vodka Spirytus dePolonia con 96°.
Entre estos artistas famosos que embriagaron su mente y su alma con absenta encontramos a: Baudelaire, Verlaine, Wilde, Picasso, Hemingway, Pessoa etc. Conocido y muy particular es el caso de Van Gogh,queen 1888 en un delirio producido por esta bebida contó el lóbulo de su oreja derecha para luego envolverla y regalarsela a una prostituta por la que sentía un profundo amor. Quienes gustaban de ella la llamaban “El hada verde”, mientras sus detractores la bautizaron como “el diablo verde”

Es necesario conocer que la planta de ajenjo de donde se extrae la absenta es llamada la “madre de todas las hierbas” por sus múltiples beneficios: desde la eliminación de parásitos, la indigestión, hasta problemas del hígado y la vesícula. Algunas culturas antiguas la usaban para contrarrestar los dolores del ciclo menstrual y hasta los del parto. Un papiro egipcio del 1.600 a.c. lo menciona por sus virtudes tónicas y antisépticas. Hipócrates lo recomendaba contra la ictericia y Galeno contra la malaria

A los triunfadores de los juegos olímpicos se los obligaba a beber una bebida mezclada con ajenjo para el triunfo no hiciera olvidar las amarguras y las derrotas. En Edad Media eran muy comunes los vinos de ajenjo para aliviar anginas, inflamaciones de párpado y dolores de muela. Cabe señalar que las personas practicantes de la magia también usan a esta planta para abrir otras dimensiones espirituales.

Por lo visto, tiene una historia muy particular en la que se mezcla el símbolo de la farmacéutica con el destino y la misma muerte. 

Etimológicamente La palabra "absinthium" proviene del griego y quiere decir "carente de dulzor" o "imposible de beber".

Es en 1792 cuando el médico francés Pierre Ordinaire exiliado en Couvet (Suiza) se dedica con pasión a sanar enfermos y a fabricar pócimas curativas en su sótano. Comenzó a recetar a sus pacientes una medicina llamada "elixir de absenta", hecha a partir de una hierba conocida como ajenjo. La nueva pócima rápidamente se volvió popular no solo entre los enfermos sino también entre personas sanas.

A la muerte del doctor Ordinaire la receta pasó a su sirvienta quien al poco tiempo la vendió a dos mujeres de apellido Henriod. Ellas la comercializaron e hicieron una pequeña fortuna, cultivaron el ajenjo en sus huertos para luego destilarlo en la cocina. 

Años más tarde la receta es vendida a un comerciante de apellido Dubied, quien con la ayuda de su hijo y su yerno Henry Louis Pernod levantan oficialmente la primera fábrica de esta bebida para ser comercializada ya no en boticas sino en tiendas de licores.

Las guerras del siglo XIX contribuyeron a la difusión de la bebida. Unos sostienen que las tropas francesas que participaron en la guerra contra Argelia (1844-1847) recibieron ajenjo como prevención contra la malaria. Dado que la bebida tenía una graduación alcohólica muy alta entre 50° y 70°. Otros afirman que la absenta corría entre los soldados que pelearon la guerra franco-prusiana en 1870 y que muchos se volvieron adictos.

A su regreso a Francia, los combatientes de una y otra guerra siguieron bebiendo ajenjo. Pronto los cafés de los grandes bulevares de París empezaron a servirlo y la burguesía, que admiraba a los soldados, decidió también probarlo.
Se ha vuelto una creencia popular que la historia negra del Absenta inició en 1901, cuando cayó un rayo en la fábrica de Pernod Fils, en Portarlier, y las destilerías ardieron por cinco días. No está por demás decir que absenta en ruso se diga "chernobyl".

El declive de la absenta inició en su país natal (Suiza) cuando en agosto de 1905 un hombre de 31 años llamado Jean Lanfray, fue acusado de matar a su mujer y su hijo bajo los efectos del ajenjo. La policía, encontró en su casa numerosas bebidas alcohólicas, y descubrieron que al criminal bebía diariamente cinco litros de vino y dos vasos de absenta. La prensa (como siempre amarillista) se únicamente recalcó esta última bebida y pronto se habló del "crimen del ajenjo". También los grandes propietarios de viñedos entre ellos la iglesia se encargaron de regar el cuento negro de la absenta, pues cada día se bebía menos vino y más ajenjo.

El 1907 la absenta fue prohibida oficialmente en Suiza, años más tarde se hicieron lo mismo en Italia, Bélgica, Holanda y Estados Unidos. Según algunos historiadores de la absenta en Francia continuó siendo legal por intereses políticos y económicos pues aportaba 45 millones de francos-oro en conceptos de impuestos.

En la guerra europea de 1914, los enemigos de la absenta argumentaron que esta bebida debilitaba a las tropas y ponía en peligro la defensa nacional. Los más disparatados dijeron que este licor era parte de una confabulación judía para destruir a Francia. Por si las dudas, una pequeña destilería puso en su etiqueta la leyenda "Absinthe anti-judío".

El rito que requería la absenta a la hora de ser servida aumentó su popularidad. Primero se servía en un vaso una medida de ajenjo, luego se colocaba sobre el vaso una cuchara perforada, después se ponía un terrón de azúcar en la cuchara, finalmente se vertía a través de la cuchara agua helada hasta derretir el azúcar. 

La otra forma, más típica de los países nórdicos y fríos llamada “antorcha”, se trata de poner la cuchara con el azúcar sobre la copa vacía y verter de a poco el ajenjo sobre el terrón y finalmente encenderlo. El azúcar se iba caramelizando y una vez apagada la llama se le podía agregar agua u otra bebida como refresco de limón o naranja.

En la actualidad los precios de la absenta van desde los 8 dólares hasta los 50 muy por debajo de otros licores de renombre como el Whisky escocés Bruichladdich (mencionado al inicio) cuyo precio fluctúa en los 58 dólares Para concluir, el mito de la absenta se sustentó en las destilerías más importantes de la época.

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